CARME PUCHE MORÉ  directora

My Word

MY WORD es un proyecto de creación audiovisual a partir de la tecnología text-to-image latent diffusion model (LDM) que se sirve del sesgo implícito en la tecnología para formar parte del debate sobre los sesgos inconscientes que ha generado el sistema patriarcal y colonial. Parte de una investigación creativa de las actuales herramientas desarrolladas para relacionar la creación de imaginario con las nuevas apuestas de Inteligencia Artificial.

Sabemos que el imaginario que genera el audiovisual tiene un gran poder no sólo de representación del mundo que vivimos, sino para configurar cómo nos relacionamos entre nosotros. Lo imaginario es tan poderoso que modifica las conductas. A veces el simple hecho de estar representada o no puede hacernos sentir validadas (o más bien no) para una profesión, por ejemplo. Es lo del If she can see it, she can be it. Pero no hablamos sólo de que una niña se sienta validada por ser astronauta, sino de infinitas miradas que determinan y marcan nuestra forma de ser, nuestras creencias y en consecuencia nuestros actos en este mundo.

Si miramos al big data y nos imaginamos el mundo como una gran sábana formada por miles de millones de imágenes, todas ellas organizadas por la ley del logaritmo de la proximidad (las palabras cerca de una imagen la definen), y tomamos esta sábana como referente para la creación de nuevas imágenes… ¿qué traje nos va a dar? Cuando la sociedad todavía no ha sido capaz de crear un imaginario que se acerque a la realidad, responsable, rico e inclusivo con todas las personas que habitamos el planeta, una herramienta de Inteligencia Artificial llega a manos de la mayoría para poder crear nuevas imágenes a partir de estos mismos sesgos. El resultado a veces es devastador.

Es cierto que el resultado en ocasiones es estremecedor, pero a la vez, hemos encontrado algunos resultados esperanzadores. Estamos investigando cómo la máquina interactúa con imaginarios diversos e inclusivos. Lo que estamos descubriendo es que la máquina nos dice, de alguna manera, que desde el arte tenemos el poder de generar un nuevo imaginario que a la vez transforma la forma en que describimos el mundo, incluso a través de las mismas palabras.